Argentina -Los colores del viento-
Un pequeño pedazo de la exposición de 2010 "Patagonia Argentina -Los colores del viento-", un viaje a través de los rincones más bellos y escondidos de este trozo de paraíso en la Tierra.
En 1839 Charles Darwin en su “Diario de un naturalista alrededor del mundo” escribió:
“Al revivir imágenes del pasado encuentro que, con frecuencia, se cruzan ante mis ojos las planicies patagónicas, empero las mismas son juzgadas por todos como las más miserables e inútiles. Se caracterizan sólo por cuanto poseen de negativo: sin habitantes, sin agua ni árboles, sin montañas, sólo poseen plantas enanas. ¿Por qué entonces –y el caso no es peculiar solamente para mí- tienden esas tierras áridas a tomar posesión de mi mente? ¿Por qué la más plana, más verde y fértil pampa, que es útil al ser humano no me produce igual impresión? Apenas me lo explico; pero en parte debe de ser por el horizonte que aquéllas dan a la imaginación”.
Casi doscientos años después La Patagonia Argentina sigue despertando las mismas sensaciones en el viajero, una tierra dura e infértil que sin embargo sirve de refugio a multitud de especies. Apenas te da la bienvenida el viento patagónico (al que los antiguos Tehuelches llamaban “koshkil”) te azota de una manera bárbara; es fuerte, frío y persistente, y sirve de escultor impredecible para modelar las extensísimas llanuras patagónicas. El viento crea, destruye y domina todo, la tierra se dejó vencer y se acostumbró a él. Pero entre tanto desorden surge la vida, que también existe, para tomar ventaja frente al resto de las cosas, para demostrar la belleza y redescubrir el tiempo, para ganar las batallas y seguir amando, y sobre todo para exaltar los colores, los colores del viento.
A Matilde